Isla de las esculturas
Paseando por las orillas del Lérez se llega a este espacio natural protegido en el que el arte reflexiona sobre la relación del hombre con su entorno. La Isla de las Esculturas acoge doce obras con un elemento común: el granito. |
Descripción
Se situa dentro de la ciudad de Pontevedra, accesible por diversos puentes y pasarelas. La isla se encuentra en un enclave de gran valor natural y paisajístico en la zona del río Lérez, que está declarada cómo Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), incluida dentro de la Red Naturalidad 2000. Muchos son los pontevedreses que usan la Isla para hacer deporte, pasear o realizar un tranquilo picnic a la orilla del río y de sus habitantes más sobresalientes: patos, cisnes, garzas, lavancos, martín pescadores y otras aves que pululan habitualmente por las márgenes fluviales.
En al año 1999 pasó a albergar doce actuaciones de artistas internacionales que fueron invitados a desarrollar un proyecto específico para la isla. Cada uno de ellos diseño una obra en claro diálogo con el paisaje, con la historia de la piedra y de la escultura, con la tradición del lugar y, sobre todo, con la esencia de los seres humanos y su relación con el medio natural. El material presente en todas las esculturas es la piedra, con este material, los artistas reflexionaron sobre la permanencia y la mutabilidad, sobre el camino como ruta y diálogo de culturas, o sobre la diferencia y la libertad.
A finales de 1999 las diferentes intervenciones pasaron a formar parte de la isla del Lérez configurando así la primera Isla de las Esculturas de la Península y una de las escasas iniciativas internacionales de carácter semejante.
En al año 1999 pasó a albergar doce actuaciones de artistas internacionales que fueron invitados a desarrollar un proyecto específico para la isla. Cada uno de ellos diseño una obra en claro diálogo con el paisaje, con la historia de la piedra y de la escultura, con la tradición del lugar y, sobre todo, con la esencia de los seres humanos y su relación con el medio natural. El material presente en todas las esculturas es la piedra, con este material, los artistas reflexionaron sobre la permanencia y la mutabilidad, sobre el camino como ruta y diálogo de culturas, o sobre la diferencia y la libertad.
A finales de 1999 las diferentes intervenciones pasaron a formar parte de la isla del Lérez configurando así la primera Isla de las Esculturas de la Península y una de las escasas iniciativas internacionales de carácter semejante.