Monasterio de San Salvador de Celanova
Fundado por San Rosendo en el año 936 en las tierras de su hermano, el conde Froila Gutierrez. La historia del monasterio siguió a la de otros monasterios gallegos: con la Exclaustración del XIX, el monasterio fue abandonado. |
Descripción
El monasterio que hoy puede visitarse no es más que el resultado de la evolución histórica que a lo largo del tiempo unas veces experimentó y otras sufrió el edificio. La magnífica obra que hoy se contempla es el resultado de la evolución arquitectónica de una construcción que se inició en los tiempos del fundador con un conjunto de pequeñas edificaciones levantadas en las inmediaciones de una antigua capilla dedicada a san Martín.
El edificio actual se empezó a construir a mediados del siglo XVI, pero su gran mayoría data del siglo XVII. La fachada fue la primera obra arquitectónica del nuevo edificio, con lo que se inicia la transformación de la antigua iglesia románica a un grandioso templo barroco. El monasterio se organiza entorno a dos grandes claustros (el procesional y el del poleiro), además de un pequeño patio de servicio para la cocina, alrededor de los cuales se distribuyen las diferentes dependencias que en su momento fueron dedicadas a las labores de administración, servicio y residencia de los monjes, y a los que hay que añadir el gran edificio dedicado a la vida religiosa, es decir la iglesia.
El monasterio de San Salvador de Celanova fue el punto clave de la vida comercial y social de la comarca a lo largo de la historia, además de ser el enclave perfecto para fomentar la educación y la cultura. Por su grandiosidad y belleza, este templo representa la época de mayor esplendor de la arquitectura monástica gallega.
El edificio actual se empezó a construir a mediados del siglo XVI, pero su gran mayoría data del siglo XVII. La fachada fue la primera obra arquitectónica del nuevo edificio, con lo que se inicia la transformación de la antigua iglesia románica a un grandioso templo barroco. El monasterio se organiza entorno a dos grandes claustros (el procesional y el del poleiro), además de un pequeño patio de servicio para la cocina, alrededor de los cuales se distribuyen las diferentes dependencias que en su momento fueron dedicadas a las labores de administración, servicio y residencia de los monjes, y a los que hay que añadir el gran edificio dedicado a la vida religiosa, es decir la iglesia.
El monasterio de San Salvador de Celanova fue el punto clave de la vida comercial y social de la comarca a lo largo de la historia, además de ser el enclave perfecto para fomentar la educación y la cultura. Por su grandiosidad y belleza, este templo representa la época de mayor esplendor de la arquitectura monástica gallega.