Castro de Viladonga
El Castro de Viladonga está situado en el Noroeste de la Terra Chá lucense, muy cerca de Castro de Rei y a 23 km de la ciudad de Lugo. Entre los hallazgos producidos en las excavaciones pueden destacarse, a la hora de definir cultural y cronológicamente el yacimiento, los siguientes:otro torques de oro similar al aparecido en 1911, cuentas de collar y otros adornos diversos, un anillo de oro y otros de bronce, hierro y azabache, una arracada o pendiente de oro, dos áureos del augusto Arcadio(entre numerosas monedas como antoninianos, semisses e folles),etc. |
Descripción
Se empezó a excavar en 1971 y continúan en él, de forma periódica, los trabajos arqueológicos tanto de excavación como de limpieza y consolidación.
El yacimiento es un verdadero modelo formal de castro característico del Noroeste, con varias murallas y fosos que albergan dos antecastros o aterrazamientos y una amplia acrópolis o corona central. En este recinto principal es donde se encuentran la mayoría de las construcciones descubiertas hasta ahora: viviendas, corrales y almacenes, algún edificio de uso social o comunal, etc., agrupadas todas ellas formando conjuntos o barrios que se articulan en torno a dos calles principales y una ronda paralela a la muralla principal.
Las estructuras defensivas y de habitación, y los abundantísimos materiales que continuamente proporciona el yacimiento (y que se exponen selectivamente en el Museo monográfico que sitúa a cierta distancia de los yacimientos), evidencian para el Castro de Viladonga un asentamiento u ocupación duradero e importante sobre todo entre los siglos II y V d.C., haciendo de él un sitio clave para conocer, estudiar y comprender la evolución del mundo de los castros en la etapa galaico-romana.
El yacimiento es un verdadero modelo formal de castro característico del Noroeste, con varias murallas y fosos que albergan dos antecastros o aterrazamientos y una amplia acrópolis o corona central. En este recinto principal es donde se encuentran la mayoría de las construcciones descubiertas hasta ahora: viviendas, corrales y almacenes, algún edificio de uso social o comunal, etc., agrupadas todas ellas formando conjuntos o barrios que se articulan en torno a dos calles principales y una ronda paralela a la muralla principal.
Las estructuras defensivas y de habitación, y los abundantísimos materiales que continuamente proporciona el yacimiento (y que se exponen selectivamente en el Museo monográfico que sitúa a cierta distancia de los yacimientos), evidencian para el Castro de Viladonga un asentamiento u ocupación duradero e importante sobre todo entre los siglos II y V d.C., haciendo de él un sitio clave para conocer, estudiar y comprender la evolución del mundo de los castros en la etapa galaico-romana.